lunes, 24 de abril de 2017

DESCUBRE COMO PERDER EL TIEMPO CON SATISFACCIÓN

Rumores de esperanza, canciones lejanas,
sábanas de amor entre rayos de luna,
temblores del cielo abrazando sonrisas.

Momentos de quietud envueltos en calor,
medianoche diciendo adiós con suavidad
bañando con colores el alba.

Quiero volver a ese momento
entre la realidad y los sueños,
dejar el tiempo flotando entre nubes,
perseguir tu boca y atraparla con ternura.

Quiero llevarte desde la distancia
el aire fresco de un amanecer,
a veces lo que quiero está lejos,
dormido entre los brazos de la noche.

En este poema “Rumores” intento transmitir esa atmósfera que  necesito para dedicarme al no hacer absolutamente nada, a la desconexión. Extender esos instantes envueltos en silencio, sin ningún fin en particular para obsequiarme con un momento de relajación.

Tener la claridad y la voluntad necesarias para bajarte de la ola y penetrar en ese delicioso estado del no-hacer, sin objetivos pre-establecidos, sin expectativas ni demandas de requisitos, en fin, tener la habilidad de disfrutar de los pequeños placeres. Esas pequeñas dosis son las que nos permiten tener una sensación más duradera de plenitud y satisfacción

El recurso de la relajación es una herramienta que nos permite aislarnos de la dinámica contemporánea, esa que nos exige y que induce a nuestro sistema nervioso a estados poco deseables como el “estrés”.

Por eso procurar entornos naturales, como un bosque, la montaña o la playa, son contextos que nos favorecen a tener ritmos orgánicamente ajenos a la vorágine de estímulos que llamamos cotidianidad, la del mundo en que vivimos, compulsivo, urgente, limitado por el tiempo, que nos aleja distraídamente de las fuentes más hermosas y sencillas del gozo.

Es fundamental regalarle a nuestro cerebro momentos de relajación total, aislarlo del vertiginoso intercambio de información y cultivar la simpleza como modo de colocarlo en un estado de no-hacer, eludiendo cualquier tipo de flujo informativo al que estamos expuestos permanentemente.

Cuanto antes hay que sacudirse esa falsa verdad de que todo el tiempo se tiene que estar haciendo algo, y entregarse a la nada, ni siquiera a las actividades de esparcimiento, no tener miedo a perder el tiempo porque ese será un tiempo aprendido, no malgastado.

Dar privilegio al simplemente ser sobre el hacer, sincronizar la respiración y simplemente observar sin intervenir, porque la necesidad de estar ocupados y de vivir en un estado de productividad compulsiva son el drama crucial de la existencia moderna.


Liberarte de las ataduras de la vida moderna puede llevarte mucho más a disfrutar de tu existencia, esto implica un entendimiento superior, capaz de transformar nuestra relación con el mundo.
Begoña Pombar


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