Cortina cósmica que te sostiene
dueña del espacio,
extiendes en mí tus abrazos
por mi cara, por mi ropa.
Siempre silenciosa, de los techos colgada
brilla tu encaje en las barandas,
te descubrí entre la flora enredada
pero nunca vi volar una araña.
Posó el sol su burbuja serena
sobre la delgada cinta de acero,
en el aire un centelleante reflejo
invisible hilo flotó cual cometa.
La suave brisa extendió el camino
en su corriente saltaste al infinito
y desapareciste, te dejaste llevar,
te elevabas sin ley de gravedad.
La observación de una pequeña araña una agradable tarde soleada, me
sorprendió porque nunca había visto tal cosa. Aprovechando una brisa ligera, la
araña liberó su seda y utilizándola como parapente, empleando la fuerza del
viento y dejándose transportar, comenzó a volar.
Las arañas no tienen alas, pero como vi en aquel momento, pueden volar. Es conocido como vuelo arácnido o“ballooning”, el modo de transporte que tienen las arañas para realizar
verdaderas travesías, casi como las que realiza un avión, ya que las arañas
pueden cubrir por el aire distancias de varios centenares de kilómetros y
pueden alcanzar altitudes vertiginosas
de más de 4.000 metros de altura.
Esta técnica de la araña mediante el vuelo o “ballooning” es ante todo un
método de dispersión que permite a la araña colonizar nuevos territorios y que
favorece la supervivencia de la especie.
Con este sistema compuesto de hilos de seda, se encaraman en algún punto
alto expuesto a las corrientes de aire ascendente o columna térmica, alzando el
abdomen hacia arriba, liberan varios hilos que le proporcionan la suficiente
sustentación, incluso pueden aprovechar las tensiones magnéticas en suspensión
para elevarse. El viento eleva fácilmente los hilos y son arrastrados por las
corrientes.
No es una aventura fácil, pues aunque el viaje puede llevarlas a mucha
distancia, también puede tener consecuencias fatales, ya que están expuestas a ser
víctimas de los pájaros o a caer en un entorno hostil como el agua.
Para observar este fenómeno, tras un período húmedo y frío, suele ser
idóneo verlas en los días soleados con brisa ligera, en esos días se produce
una subida de la temperatura del suelo, que se calienta rápidamente provocando
un flujo ascendente de aire en el que las arañas liberan sus sedas y aprovechan
ese instante para tomar el vuelo.
Comentaros como curiosidad sobre el potencial de la tela de araña, que
tiene numerosas aplicaciones, ya que se aprovecha en la fabricación de ropa
resistente a las balas, redes, instrumentos musicales, cuerdas, y en el campo
de la medicina se están explorando las aplicaciones de la seda de araña para
realizar implantes cerebrales, reparaciones óseas, sutura, injertos de piel, añadiendo
a todo ello también las propiedades antibacterianas que posee la seda.
Por primera vez he visto volar una diminuta araña, y me ha
inspirado.Begoña Pombar
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