lunes, 30 de octubre de 2017

CUANDO FANTASEAMOS

Cuando veo el silencio
que mezclado entre penumbras
pasa junto a nosotros,
se acercan a mí las preguntas
que lentas se desperezan
queriendo escapar de dentro.

Traspasan la oscura sombra
y salen de mi temerosas
como si fuera a matarlas,
pues temen que con la respuesta,
entre las rejas que las atrapan
se mueran sin esperanza.

En el poema “Cuando veo el silencio” quiero describir los pensamientos, esas charlas dentro de la cabeza que es una de las armas más poderosas que tenemos en nuestras manos, pero que debe ser usada con moderación para no perder el contacto con la realidad.

Cuando fantaseamos ponemos en marcha  infinidad de áreas cerebrales que potencian nuestra agilidad mental y nos ayudan a mejorar nuestro estado anímico. Soñar despiertos no supone problema alguno siempre y cuando no hagamos uso de las fantasías y sueños para aislarnos de la realidad durante horas.

Muchos de nuestros pensamientos están distorsionados. La ansiedad, los miedos, las preocupaciones constantes funcionan mediante anclajes negativos que aplicamos sin darnos cuenta y lo focalizamos en el qué pasará, en esa equivocación del ayer, en lo malo que nos puede ocurrir. Es un tipo de ingeniería mental muy sofisticada.

En nuestro día a día, nos encontramos muchas veces con que nuestra realidad es caótica, compleja y a veces hasta dolorosa. Por ello, la clave es aplicar un pensamiento equilibrado, pero cabe decir que lograrlo no es fácil puesto que nuestro cerebro la mayor parte de las veces opera de forma inconsciente y mediante automatismos.

Aplicar un pensamiento equilibrado es una ayuda inestimable de invertir en nosotros mismos para afrontar muchos de esos patrones mentales que nos atrapan y encontrar nuestra felicidad. Concluyendo con una frase clásica “pensar bien nos ayuda a vivir mejor”.

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